Desde pequeños nos enseñaron a querer a los demás, a cuidar, a dar, a servir… pero ¿cuántas veces nos enseñaron a cuidarnos a nosotros mismos? ¿Cuántas veces escuchaste que está bien poner límites, que no es egoísta decir “no puedo” o “no quiero”?
El autoamor no es un lujo, es una necesidad emocional. Es el punto de partida desde donde todo lo demás florece: relaciones sanas, autoestima, decisiones coherentes, paz interior. Sin autoamor, todo lo que intentamos construir se vuelve frágil, porque no tenemos una base firme.
¿Qué es realmente el autoamor?
No es solo una frase bonita o una foto frente al espejo con una sonrisa forzada. El autoamor es un compromiso profundo con tu propio ser. Es mirarte al espejo, incluso en los días en que no te gusta lo que ves, y decirte con ternura: “Estoy aquí contigo”. Es acompañarte con compasión cuando fallas, cuando te sientes perdida, cansada o rota. Es darte el derecho a sentir, a detenerte, a decir “necesito un momento”, “esto no me hace bien”, “yo también merezco”.El autoamor es hacerte responsable de tu bienestar emocional, mental y físico, no desde la obligación ni la dureza, sino desde la conciencia de que eres valiosa y mereces ser cuidada. No es esperar que otro te salve, te reconozca o te complete. Es convertirte en tu propia fuente de contención y afecto.
Y no, no se trata de volverse egoísta, insensible o cerrada al mundo. Al contrario: se trata de entender que solo cuando tú estás bien contigo misma, puedes relacionarte desde un lugar auténtico y sano con los demás. El amor que das será más libre, más real, más generoso, porque no vendrá desde la necesidad, sino desde la abundancia interna.
¿Por qué es tan urgente cultivar el autoamor?
Porque vivir en función de los demás—esperando siempre ser suficiente, buscando agradar, sacrificándote constantemente—es agotador, insostenible y, a la larga, destructivo. Porque nadie puede cargar con la responsabilidad de hacerte feliz. Porque si tú no reconoces tu valor, si tú no te tratas con amor, es muy fácil caer en relaciones, entornos o dinámicas que te desgastan, te apagan, te hacen olvidar quién eres.
Amar tu cuerpo, tu historia, tu manera de ser… es un acto de valentía en un mundo que constantemente te dice que deberías cambiar, que nunca eres suficiente, que siempre hay algo que mejorar. Pero autoamarte es rebelarte contra esa idea. Es afirmar: “Soy digna, tal como soy. Y merezco tratarme con respeto y amor, cada día.”
Empieza hoy, sin prisa pero sin pausa.
No necesitas tener todo resuelto. Solo necesitas empezar. Tal vez con una palabra más amable hacia ti, con una decisión que te haga bien, con el permiso de decir “hoy me priorizo”. Mírate con ojos de comprensión. Háblate como lo harías con una amiga que sufre. Recuérdate, una y otra vez: todo comienza contigo.

Comentarios
Publicar un comentario